¿POR QUÉ GRAN PARTE DEL ALUMNADO SE NIEGAN A PONER LA CÁMARA EN LAS CLASES A DISTANCIA?

    Este artículo esta destinado a dar mi opinión o lo que yo creo que puede hacer a los alumnos no poner las cámaras en las clases on-line. 

    Cuando todos pensábamos que íbamos a vivir dos años de bachiller igual que nuestras generaciones pasadas, simplemente fue un sueño. Pues nuestras expectativas hacia estos dos cursos se vieron truncadas el año pasado. En Marzo de 2020 llegó a España una pandemia, el Covid-19, que obligó a la autoridades a encerrarnos en casa durante meses por el bien de nuestra salud. El confinamiento cambió muchas cosas en nuestros hábitos y rutinas, lo que parecía que iban a ser dos semanas encerrados se convirtieron en meses, y los profesores tuvieron que crear otros métodos para dar clase, que no fuesen los tradicionales. 

    El curso pasado se pasó como se pudo, bien es cierto que algunos profesores optaron por dar clases on-line y otros simplemente se dedicaron a mandarnos tareas. El debate llegó en verano, cuando ya no estábamos encerrados en casa. La preocupación de gran parte de la población, es especial de todos los alumnos y alumnas que en septiembre deberían comenzar un curso nuevo. 

    En verano escuchamos, e incluso nosotros mismos, estimulamos sobre cómo iban a ser las clases. En algunos sitios se hablaba de semipresencialidad, en otros de educación a distancia por completo… Simplemente eran especulaciones, pues no sabíamos cómo iba a ser el curso.  

    Nuestro instituto optó por la semipresencialidad, una semipresencialidad a la que algunos veíamos lagunas. Pues el turno partido tres hora en casa y 3 hora on-line, con tan solo media hora para cambiar de localización no contentaba a todos. Es mi caso, pues al vivir relativamente lejos del instituto siempre termino saltándome parte de la tercera o cuarta hora para poder llegar a casa. No solo esto creó un poco de crispación entre los alumnos, sino que acostumbrados a una asistencia a clase tradicional, al igual que estaban los profesores, acostumbrados a impartir clases de forma tradicional, tendríamos todos que poner de nuestra parte para poder seguir el curso. 

    Es evidente que difiere mucho la forma de seguir las clases desde casa que desde el aula, pues muchas veces, son los mismo profesores quienes se olvidan del alumnado que está intentando seguir las clases on line. 

    ¿Por qué muchos alumnos reniegan de ponerse las cámaras? Pues como he comentado antes, muchas veces a los profesores se les olvida que hay gente en casa dispuesta a aprender y a escuchar, por lo que ves que cuando no te hacen caso o simplemente eres una parte más de la infraestructura de la clase (una cámara, vaya) se te quitan las ganas de atender, y tener la cámara encendida hace que puedas ser juzgada y vista constantemente por tus compañeros y tu profesor. 

    Otra razón puede ser que no todos los alumnos vivimos en igualdad. Me explico, hay personas que comparten habitación, por lo que en el mismo escritorio puede haber dos hermanos, o igual debes seguir la clase desde la cocina o el salón. Es decir, que en caso de tener la cámara puesta no sólo se te vería a ti, sino también a parte de tu familia a la que igual, no le agrada mucho la idea de que personas que no son de su entorno la estén viendo. 

    Además, y sobre todo cuando toca turno de mañana en casa, muchos alumnos dan las primeras horas desde la cama e incluso desayunan dando clase. Es evidente que en esas circunstancias nadie va a querer poner la cámara para que le vean tomarse un café y unas tostadas. 

    Para concluir, simplemente pienso que antes de exigirnos ponernos la cámara, e invadir de cierto modo nuestra intimidad, deben plantearse las clases de tal forma que quienes estén en casa y en clase se sientan incluidos en la explicación. Pues sino, da igual cámara o no cámara, que el aprendizaje va a seguir siendo desigual. 

    Ojalá el año que viene esté planteado de otra manera y sea más sencillo para los alumnos que cursen segundo de bachiller, pues es un curso muy complicado que en estas condiciones de semipresencialidad, es complicado sacar adelante todo lo bien que nos gustaría.