¿LA VACUNA COMO SALVACIÓN?

Cuando comenzó la pandemia, hace prácticamente un año, nadie pudo imaginarse que estaríamos confinados aproximadamente tres meses. Sumados a las semanas de desescalada, los repuntes de la famosa curva, e incluso la segunda y tercera ola, consecuencias de intentar salvar el sector servicios. 

En estos meses comenzó el proceso de búsqueda de una vacuna que pudiese salvarnos de este virus. Vacunas principalmente financiadas con fondos privados, que no públicos, y además compitiendo entre las diferentes farmacéuticas para ser las primeras en conseguirla. La vacuna se desarrolló a tiempo vertiginoso, pues nunca antes se había conseguido una vacuna en tan poco tiempo, y con tan alto porcentaje de fiabilidad. En el momento en que la vacuna empezó las últimas fases del proceso de creación, comenzaron a salir negacionistas y antivacunas para evitar la vacunación obligatoria, además de negar la existencia del virus. 

Son muchos los informes de científicos y expertos que han aparecido en los últimos meses alegando y defendiendo que la vacuna contra la COVID-19, debe ser obligatoria, pues es científicamente fiable, y está comprobado. A pesar de esto, cuando pienso en si debería ser obligatoria me surgen pensamientos contradictorios. 

Por un lado veo bien que sea obligatoria, pues según parece es la única vía que tenemos para librarnos del Covid-19. Sin embargo, detrás de la vacuna veo algunos motivos que me hacen desconfiar. Como que solo se haya probado en personas sin patologías, además del poco tiempo que lleva circulando y se desconocen sus posibles efectos secundarios. Esto, sumado al interés económico que veo detrás de la vacuna me hace desconfiar de si es la única solución y la más fiable. 

A pesar de los pensamientos en contra, la responsabilidad social y las ganas de recuperar la vida normal hace que prevalezca en mi la idea de que la vacuna sea obligatoria. Obligatoria para la población sin patologías de momento, cuando el periodo de vacunación esté más avanzado y haya menos incertidumbre acerca de sus posibles efectos secundarios, creo que podría hacerse obligatoria. Aunque para hacer la vacuna 100% obligatoria, y para una vacunación masiva y efectiva, obligaría a las farmacéuticas y empresas que tienen la patente a hacerla de dominio público, de tal manera que todos los laboratorios del mundo pudiesen producir sus propias vacunas, agilizando el proceso para un fin común.

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